ıllıllı ω я ι т є ω ι т н м є ıllıllı

ω я ι т є ω ι т н м є
A veces los sueños estan tan alejados de la realidad que,
cuando uno sueña con volar,
segundos despues termina en el suelo
con varias extremidades rotas y un derrame cerebral

(Jazz Noire)

29 ago 2011

El Último Tren (1° Versión)



El Último Tren

"Solo treinta iban a salvarse, solo treinta de aproximadamente doscientos. Y yo, si puedo presumir, fui una de los primeros diez en ingresar al vagón."


No sabría decir quien sostenía la mano de quien para evitar separarse. Si había sido ella la primera en tomar esa iniciativa para que él no se perdiera entre la multitud, o si había sido él para que ella no perdiera una de las escasas oportunidades existentes para salvar su vida.

Fuera como fuera, me quedaba claro que ambos no estaban dispuestos a soltarse por ninguna razón, sin importarles que eso les costara que sus cuerpos fueran levemente masacrados por la multitud que cada vez se tornaba más agresiva en ese intento de no perder el último tren.

Nadie quería siquiera pensar en que pudiera ocurrir esa posibilidad, siendo realmente nuestro más probable destino. Y más cuando sabíamos que el hecho de perder ese tren significaba que íbamos a morir.

Sin saber cómo es que en un principio habíamos llegado a eso, no tuvimos más opción que llegar prácticamente a esa guerra y luchar entre nosotros para ser uno de los pocos afortunados que podrían salvar su vida. Y es que era una verdadera lástima que en esa estación en donde aproximadamente doscientas personas aguardaban su llegada, un tren con la mínima capacidad de albergar a treinta de ellas fuera el único en pasar por allí.

Por un segundo perdí de vista a esa joven pareja de enamorados – que no pasaba de los veinticinco años –, quienes habían llamado mi atención desde el primer momento en que accidentalmente fije mi mirada en ellos; y es que alguien, aprovechando mi distracción, intentó posicionarse del lugar al frente de todos que con tanto trabajo había logrado ganar, jalándome fuertemente del cabello. Por suerte, la fuerza de esa persona no había sido mayor a la mía, por lo que simplemente había logrado moverme un par de centímetros, insuficientes para que pudiera infiltrarse y arrebatarme mi lugar.

Cuando me encontré completamente firme y segura de que nadie más podría moverme, voltee la mirada al último lugar en que había visto a esa pareja. Ellos ya no se encontraban allí. Los busque entre la multitud y antes de que me percatara de ello, los encontré escabulléndose a las primeras filas en donde la competencia era mucho más reñida y violenta, posicionándose a tan solo dos persona detrás de mí.

Debido a la intromisión de los dos enamorados en ese lugar, todos los que nos encontrábamos delante de ellos fuimos empujados hacia el enfrente, quedando a tan solo dos pasos más de llegar al borde y caer a las vías.

En el intento por evitar la caída, los que nos encontrábamos más en ese peligro caminamos en reversa aplicando toda nuestra fuerza posible, iniciando así otra nueva guerra de golpes y empujones la cual, por suerte, se calmó rápidamente una vez hubo un reacomodo de lugares. Aunque eso no evito que la lucha por ocupar los primeros puestos continuara.

Los busque nuevamente, ahora curiosa por saber si habían logrado pasar las últimas dos barreras de personas que quedaban para llegar al mismo nivel que yo – al frente de todos -. Pero no, la pareja aún continuaba en el mismo sitio, sosteniendo la mano el uno del otro con la misma fuerza y determinación en no soltarse como la primera vez que los vi.

Note que ella movía sus labios de forma regular, como si al hablar repitiera las mismas palabras una y otra vez. Supuse que lo que decía era el nombre de él, ya que no parecía despegar la vista del chico como si esperara a que volteara. Pero este no volteo, no pareció escucharla, aunque no creo que nadie pudiera hacerlo por sobre todo ese alboroto y desorden que se desataba a raíz de la lucha, No creo que nadie si quiera pudiera ser capaz de escuchar sus propios pensamientos.

Ella continuo insistiendo durante un rato más, pero él se encontraba pensativo y con la mirada fija en las personas que forcejeaban frente a ellos, quizás esperando y buscando algún camino libre para llegar al frente.

Ella hizo una mueca de fastidio, y por primera vez desde que comencé a observarlos, soltó su mano del agarre de él para llamar su atención.

Recuerdo la expresión del chico cuando esto ocurrió. Su rostro se palideció por completo, y abrió su boca como si tratara de tomar el aire que aparentemente había desaparecido de sus pulmones. Si tuviera que adivinar, estoy segura que en esos momentos su corazón se detuvo, por el pánico completo que se reflejó en sus ojos de, quizás, haber perdido a su amada entre la multitud y de tener la posibilidad de no encontrarla antes de la llegada del último tren.

Pero antes de que él siquiera tuviera la oportunidad de voltear su rostro en búsqueda de la chica, ella ya había colocado la mano, que anteriormente había sido sostenido por la suya, en su hombro. Esto pareció calmarlo de inmediato, tal vez al reconocer el suave tacto y el calor de ella.

No perdió más el tiempo. La tomo del brazo y la acerco a él, lo suficientemente cerca para arrebatarle un tierno beso que rápidamente se tornó apasionado. En ese momento pareció como si todo les dejara de importar; la gente que golpeaba y forcejaba a su lado, los gritos de desesperación e insultos que llegaban a nuestros oídos, el hecho de que tenían que concentrarse en la búsqueda de un mejor lugar para abordar el tren que ya no tardaría en llegar.

Y entonces ocurrió, el silbido de un tren acercándose hacia nosotros se tragó todo ruido, toda voz, todo grito. La estación quedó sumida en un silencio aterrador, casi sepulcral, y nadie se atrevió a hacer un solo movimiento más que el vaivén hecho de su pecho por su respiración.

Mi mirada continúo sobre esos dos. Habían regresado ya a la realidad, esta vez sujetando su mano con mucha más fuerza y firmeza que antes; o por lo menos eso parecía de él, ya que ella simplemente había bajado la mirada en señal de pena, notándose como la culpa la estaba carcomiendo por dentro. Y la comprendía perfectamente, yo también me sentía así.

Habían niños, mujeres embarazadas y ancianos entre toda la multitud, y quizás merecían salvar su vida más que cualquiera de nosotros tres. Pero encontrarse en una situación así no ayudaba mucho a que ese ser caritativo y bondadoso que casi todos llevamos dentro, saliera a la luz.

Yo prefería, y estoy segura que ella también, tener ese sentimiento de culpa quemándonos por dentro a cederle a una persona desconocida –dos en el caso de ella – la única oportunidad que teníamos de vivir.

Así, por desgracia, es el egoísmo humano.

No sé cómo lo supe, pero tiempo después lo corrobore, que él también había notado esa culpa que carcomía el alma de su amada.

Y mi respiración se paralizo. El tren era ya visible a lo lejos y cada segundo se acercaba más y más hasta que por fin se hubo detenido frente a nosotros.

Tras una mínima espera que pareció una eternidad, las puertas se abrieron. Como era de esperarse, todas las personas comenzaron desesperadamente a empujar y abrirse paso entre todos, sin importarles quienes habían sido los arrojados al suelo, a quienes habían golpeado, por encima de quienes habían pasado.

Solo treinta iban a salvarse, solo treinta de aproximadamente doscientos. Y yo, si puedo presumir, fui una de los primeros diez en ingresar al vagón.

Aun, a pesar de toda esa confusión y desorden que se había formado, pude observar una escena que me enterneció y me rompió el corazón al mismo tiempo.

Aquella joven pareja, la misma que había estado observando hasta ese momento, también logró ingresar al vagón, o bueno, parte de ella. La chica se encontraba dentro, así como parte del brazo de él también.

Pero entonces ocurrió. Él se soltó de la mano de ella y, sin siquiera imaginármelo, comenzó a retroceder rápidamente, dejando que otras personas lucharan por ocupar ese lugar que había dejado libre.

Ella no se percató de eso, quizás pensando que su chico se había soltado en un intento de no arrebatarles más espacio a otras personas y lo agradeció, en sus labios se dibujó una pequeña sonrisa demostrando eso. Volteó para dedicársela a él, pero solo vio la cruda realidad que le destrozo el corazón.

Palideció al instante cuando noto que su amado se encontraba fuera del vagón, y más cuando el espacio que había disponible estaba a punto de agotarse por completo.
Ella comenzó a gritar su nombre, a llamarlo exasperadamente mientras trataba de salir, pero, para su desgracia, era mucho más la gente que intentaba ingresar. Sus gritos semientendibles se convirtieron en terribles alaridos cuando el espacio se agotó. La última alma que cabía en el vagón había abordado.

Personas lloraban y golpeaban con desesperación las ventanas y las puertas que se habían cerrado ya.

Durante un par de segundos ella quedo en silencio e inmóvil, observando fijamente a su amado que se despedía por fuera del tren, con lágrimas en los ojos y una sonrisa entristecida, mientras el tren comenzaba a moverse hacia su curso.

De pronto, y sin previo aviso, ella se arrojó hacia las puertas, aplastando a las personas que encontró en su camino, aun a pesar del mínimo espacio libre que había en el lugar.

Golpeó los vidrios con fuerza, sin importarle la posibilidad de poder romperlos, a la vez que gritos desgarradores escapaban de su boca.

Todos los presentes acallamos nuestros sollozos que les dedicábamos a las personas que habíamos dejado atrás y la observamos. De alguna forma, sentíamos su dolor, como un hueco en el corazón ardía a cada palpitación y cada grito dado por ella. Pero estoy segura que se sentía peor, mucho peor.

Los golpees continuaron un rato más, pero de un momento a otro estos bajaron de intensidad hasta detenerse por completo, Ella había quedado reposada en el suelo, abrazada de lo primero que encontró a su lado, y llorando intensamente, como si no existiera un mañana. Y quizás para ella en esos momentos ya no lo existía.

Tardo mucho, realmente demasiado en callar su llanto convirtiéndolo en leves sollozos que apenas se hacían audibles, mientras susurraba una y otra vez el nombre del que chico que había dejado atrás; el cual, muy seguramente a estas alturas, ya se encontraba muerto junto con las decenas de personas que se habían quedado en la estación.

Muy posiblemente a ella le llego el mismo pensamiento, ya que lagrimas comenzaron a precipitarse y nuevamente gritos desgarradores de almas y llanto rompe corazones inundaron el pequeño vagón donde treinta personas luchaban por no llorar también, tratando de ahorrar el poco oxigeno que quedaba.

Y lo sé, porque yo estaba entre esas treinta personas que evitaban las lágrimas, siendo abrazada por una chica que lloraba con profundo dolor la muerte del que seguramente había sido el amor de su vida.

21 ago 2011

FanFic: Operacion T.R.A.I.C.I.O.N.E.S

(A partir de ahora comenzare a publicar los links de FF.net donde tengo publicados mis Fics. Esto lo decidi porque comenzare a dedicarme a escribir mas de ellos. Espero les agrade n.n)


FanFic: Operación T.R.A.I.C.I.O.N.E.S

Tema: KND: Los Chicos del Barrio

Summary:
¿Cuantas traiciones puede llevar a cabo una persona? Se acerca la destitucion de No. 5 y los chicos desean hacerle una fiesta de despedida, pero no les sera tan facil disfrutarla.

Status: Terminado (15 Capítulos en Total)

Link: http://www.fanfiction.net/s/3401695/1/Operacion_TRAICIONES

Datos: Mi primer fic de KND, y es el más conocido de mis fics (Hasta Ahora). Los primeros capítulos son un atentado contra la narración (un verdadero asco >.<), pero conforme avanza, esta tiene una mejoría muy notable.



11 ago 2011

Prompt: "Es Necesario Marcharme"

Solo con tres palabras destruyo a su familia. Sin pretextos, sin escusas, pero sobretodo, sin disculpas. Tomo sus maletas, sus cosas, esas pertenencias que en algún momento le ofreció a ellos, y se alejo del umbral de lo que en un metro más de caminar perdería el derecho de llamar “hogar”…

- Es necesario marcharme… - susurró nuevamente, golpeando al aire con los últimos rastros del aliento que les dedicaría por el resto de su vida.

(Jazz Noire)

Seguidores