Mi Angel (Edición Especial del 10 de Mayo)

Mi Ángel
Me había acurrucado inmediatamente en la cama, siendo tan calientita y cómoda como la recordaba la noche anterior.

Pero esta noche no era como la anterior.

Ayer, rato después de que decidiera que era hora de descansar, una cálida brisa se había colado a mi cuarto sin invitación alguna, y realmente agradecí que hubiera ocurrido así ya que aquel viento no gélido me arrullo tiernamente entre sus intangibles brazos, tarareando al son de lo arboles meciéndose, al mismo ritmo que yo, una canción de cuna que estoy segura he escuchado en algún
lado.

Y después, saboreando el dulce aroma de sustancias y especias que no puedo definir todavía, me entregue a ese extraño mundo al que llaman “de los sueños” en donde mi ángel (si, MI ANGEL; aquel bello ser que con ternura y paciencia me explica cada nuevo paso que he dar a través de este bello mundo “de los sueños” y, sobre todo, de aquel mundo que no es tan bello; si, MI ANGEL, aquel bello ser que es solo para mi) me esperaba en el mismo sitio de siempre, donde sentía sus delicadas manos acariciándome con suavidad, su hermosa voz a terciopelada, atravesando infinidad de dimensiones y trayendo consigo luz, calidez y aquella nueva sensación que Mi Ángel me enseño que se llamaba amor; y una enorme sonrisa de alegría dedicada para mi y labios llenos de tiernos besos que estaban destinados solo para mis rosadas mejillas.

Y cuando llego el momento de partir, de regresar nuevamente a lo que muchos llaman “la cruel realidad”, yo llore y lo hice mucho, pero ella no lloro, no lo hizo para nada. Al contrario, me dedico la más tierna de las sonrisas, puso sobre mis mejillas ya húmedas de las lágrimas el beso más suave de todos y me dijo, en ese lenguaje que no fue mi lenguaje (no era necesario que MI ANGEL y yo hablara el mismo lenguaje, yo siempre la entendía y MI ANGEL siempre me comprendía a mi) que no llorara más, que iba a estar conmigo cada vez que lo necesitara y que me iba a proteger en todo momento, sin importar que
tan cruel pudiese llegar a ser esa realidad.

Entonces desperté, y MI ANGEL ya no estaba ahí; en su lugar, se encontraban otros seres semejantes a mí pero que hablaban el mismo lenguaje de MI ANGEL. Ese mismo día, esos seres me enseñaron a comprender ese lenguaje, y me enseñaron, pero de varias formas distintas, lo mismo que MI ANGEL me había explicado esa noche.

Pero todo era tan distinto ahora. Había alguien a quien debía de llamar Padre, otro parecido a el que debía de llamar Hermano, y sobre todo destacaba alguien a quien debía de llamar Madre. Ella, ella se parecía mucho a MI ANGEL, pero estaba segura, ella no era MI ANGEL.

MI ANGEL, lo recordaba perfectamente, siempre me comprendía sin hablar, me acariciaba sin pedírselo y me besaba haciéndome sentir que era solo MI ANGEL para mi, y yo solo para MI ANGEL. Pero ese alguien que debía de llamar Madre no me comprendía ni aunque se lo dijera en su mismo lenguaje, no me acariciaba sin pedírselo y no me besaba haciéndome sentir que ella era solo para mi.

Extrañaba a MI ANGEL, aquel bello ser que me había prometido muchas cosas, pero que ahora me había dejado a la merced de un ser que debía de llamar Madre y que, no solo no me protegía lanzándome, sola, aquel mundo que ahora comprendía porque llamaban cruel; sino que también me gritaba, regañaba y hacia padecer cada tortura sin importarle cuantas lagrimas derramara.

Así que, al final de ese día, cuando al fin había llegado la noche, me había acurrucado inmediatamente en la cama, siendo tan calientita y cómoda como la recordaba la noche anterior.

Pero esta noche no es como esa noche.

Esta noche una fría brisa se coló a mi cuarto sin invitación alguna, y realmente deteste que ocurriera así, ya que aquel viento gélido no me arrullo ni me tarareo la canción de cuna que deseaba escuchar nuevamente.

No, esta vez, no pude entregarme a ese extraño mundo al que llaman “de los sueños” en donde MI ANGEL muy seguramente me estaría esperando.

Lo imagine, con ásperas manos incapaces de acariciar, con su somnolienta y vaga voz intentando recordar como era aquella sensación que anteriormente me había enseñado que se llamaba amor; con su sonrisa apagada y sus labios secos de algún beso que me pudiera destinar a mi.

Pero sobretodo, imagine llorando a MI ANGEL, quizás sintiéndose culpable por haber roto su promesa y haberme abandonado con aquellos seres extraños, pero sobre todo, con aquella a quien debía llamar Madre y que osaba parecerse tanto a MI ANGEL.

Entonces comencé a llorar en serio. La cama dejo de sentirse calientita y cómoda, y en su lugar una terrible sensación de soledad comenzó a abordarme. Ruidos, inexplicables y escalofriantes ruidos que se acercan rápidamente hacia mi, amenazantes, punzantes, dolorosos.

Y las lágrimas siendo desbordadas en la cara de mi almohada, y yo escondida debajo de la colcha, tratando de ahogar los ruidos, la sensación, las imágenes, todo en las lágrimas.

Pero de un momento a otro todo desapareció, las imágenes, la sensación, los ruidos, todo. Solo en su lugar quedo de nuevo esa cálida brisa de la primera noche que me arrullo tiernamente en los intangibles brazos, tarareando al son de lo arboles meciéndose, al mismo ritmo que yo, una canción de cuna que estoy segura he escuchado de la boca de ese ser al que debo de llamar Madre.

Y nuevamente apareció el dulce aroma de sustancias y especias que pude al fin definir. Ese dulce aroma era idéntico al que despedía ella, ese ser que debía de llamar Madre, cuando salía del lugar que todos llamaban cocina, cargando consigo una enorme plato de lo que los demás llamaban comida.

Y ahora no solo pude fingir que saboreaba ese aroma, definitivamente lo sentía deslizarse libremente por mi paladar; y, por primera vez, desee que ese ser que debía de llamar Madre estuviera aquí conmigo, sosteniendo un enorme plato de comida solo para mi.

Entonces lo sentí, mientras me perdía ahora en el dulce recuerdo del sabor del aroma proveniente de ese ser que debía de llamar Madre, sentí esas delicadas manos acariciándome con suavidad, la hermosa voz a terciopelada, atravesando infinidad de dimensiones y trayendo consigo luz, calidez y aquella sensación que Mi Ángel me había ensañado que se llamaba amor.

Pero cuando voltee, no vi a ese bello ser, a ese MI ANGEL que debía de estar con su enorme sonrisa de alegría dedicada solo para mi y labios llenos de tiernos besos que estaban destinados solo para mis rosadas mejillas; no, esta vez vi a un ser mucho mas bello y hermoso que MI ANGEL, vi a ser que debía de llamar Madre abrazándome como nunca MI ANGEL lo hizo, diciéndome que me amaba.

Fue en ese entonces cuando comprendí, que MI ANGEL, después de todo había cumplido la promesa de que iba a estar conmigo cada vez que lo necesitara y que me iba a proteger en todo momento, sin importar que tan cruel pudiese llegar a ser esta realidad.

Fue en ese entonces cuando comprendí, que ese ser que debía de llamar Madre, en realidad no era el ser horrible que había visto en un principio, sino que era MI ANGEL, encarnado en esta “cruel realidad” en un ser mucho mas bello, pero camuflajeado para evitar que alguien me arrebatara a MI ANGEL que era solo para mi.

Y fue en ese entonces cuando comprendí, que todos esos gritos, regaños y torturas en los cuales derrame lagrimas, solo eran muestras de un amor mucho más profundo y complicado que el que MI ANGEL me había ensañado.

Y que todo eso, MI ANGEL camuflajeado me lo había hecho pasar para prepararme y vivir en este mundo cruel, para cuando yo me convirtiera en un ángel como MI ANGEL, quizás no tan bello, pero si igual de perfecto para MI ANGEL y para otro ser similar para mi.

Así que le agradezco de todo corazón lo que MI ANGEL y MI ANGEL camuflajeado han hecho por mí: cada abrazo, cada regaño, cada palabra de aliento que quizás no he sentido tan grato. Pero sobre todo agradecerles por todo el amor que me han enseñado a sentir a su manera, y que ahora yo podre devolvérselos a la mía.

¡Te
Amo Mami!

¡Feliz
Día de Los Angeles y Los Angeles Camuflajeados! (xD)

¡Feliz
Día de Las Madres!