ıllıllı ω я ι т є ω ι т н м є ıllıllı

ω я ι т є ω ι т н м є
A veces los sueños estan tan alejados de la realidad que,
cuando uno sueña con volar,
segundos despues termina en el suelo
con varias extremidades rotas y un derrame cerebral

(Jazz Noire)

21 may 2013

Bajo la lluvia (Recortes)



Bajo la lluvia, con las frías gotas de esa suave agua golpeando sus espaldas, sus brazos, sus cuerpos en totalidad.

No importaba que a la mañana siguiente cualquiera de los dos tuviese que morir en cama con un resfriador o quizás una pulmonía, lo único que importaba eran sus labios siendo poseídos por el otro, convirtiéndose en pequeños y jugosos juguetes prisioneros de los caprichos de su Julieta, de su Romeo. Con suaves roces, con salvajes mordidas que permutaban entre si, uno llevo al otro acorralándolo contra una pared, en un callejón semioscuro donde el único testigo de sus actos era la luz de la lámpara que parpadeaba intermitente cada diez segundos, y las ropas olvidadas en los lazos que pendían de las ventanas cerradas que nuevamente se volvían húmedas atrapadas en esa leve tormenta de una noche de Agosto.

26 abr 2012

Algo que espero que algún día tenga nombre…

Sabía que no podía más con su respiración, que tarde o temprano aquella precipitada falta de aire terminaría con quitarle por completo su consciencia, la que muy para su desgracia necesitaba más que nunca.
Inhala. Exhala. Inhala. Exhala.
Necesitaba recordárselo continuamente, antes que la escasa oxigenación que llegaba a su cerebro le impidiera siquiera poder recordar su nombre, su edad o, aunque fuera, la fecha en la cual vivía.

20 mar 2012

Prompt: “Insomnio”


- No puedo dormir…  - le susurro a su compañero de habitación, el cual simplemente se removió inquieto entre las sabanas de su cama a la vez que soltaba un gruñido en señal de protesta y de que no le importaba su situación. Ya estaba harto de que cada noche fuera lo mismo.
Al chico no le quedo  de otra que levantarse de su cama esa madrugada del 35 de Febrero del 3015 (según lo marcado el calendario posicionado en su buro) y realizar nuevamente esa serie de remedios y trucos caseros tan conocidos y repetitivos para él que nunca parecían funcionar.
Así fue como tomo una pala que se encontraba a lado de su cama, y comenzó a cavar un agujero en la habitación de ese segundo piso, tratando de no hacer esta vez ruido y despertar a su compañero. Aun recordaba la última vez que eso paso; el chico se torno de un rojo sangre y su cuerpo comenzó a tomar proporciones exageradas, hasta tomar la forma de una especie de monstruo de 2 cabezas, con colmillos y ojos amarillos que termino por devorar su cabeza.
Si, realmente quería dejar esta vez la cabeza en su lugar.
Termino rápido y en silencio, y calló en lo que parecía ser una especie de cueva submarina cubierta hasta el tope de agua. Era su sala.
Nado hasta salir de allí y llegar a un cráter volcánico que amenazaba con hacer erupción, no sin antes despedirse con una mano de los monos marinos con cabeza de persona que solían andar por ahí a esas horas. 
Observo el cráter humeante, y pensó que esta vez comenzaría con algo sencillo: Un poco de leche caliente.
Estiro el brazo, y del cielo tomo una estrella brillante de cristal al cual le dio forma de un vaso y esta vez, subiéndose a un banquito para alcanzar, vacío un poco de Vía Láctea en el vaso y bebió, esperando que esa noche al fin pudiera dormir al primer intento.

(Jazz Noire)

3 feb 2012

Caroline


Caroline
“Te he fallado Caroline, cuando tú nunca lo has hecho”

No mires atrás Caroline, no importa lo que creas escuchar, solo no mires atrás. Continúa corriendo sin importar que o quien se cruce en tu camino; yo te sigo muy de cerca, casi pisándote los tobillos. Si tú llegas Caroline, yo llegare también. Si tu te salvas, lo hare igual.

Desde que todo comenzó, los ruidos, aquellos sonidos que no parecen crearse de alguna forma que se pueda explicar con facilidad han ido cada vez más en aumento. Las sombras, que desde un principio pude percibir formándose a mí alrededor,  se amontonan en la ventana y parecen tomar formas cada vez más anormales y menos humanas.

Tengo miedo Caroline, miedo de lo que pueda encontrar fuera de las paredes de mi habitación, miedo de llegar al fin que durante tanto tiempo he evitado.

Y llego a esa parte donde apareces tú; el punto exacto en donde tus piernas han fallado ocasionando tu caída y las mías tiemblan terriblemente sin que las pueda contralar. Te veo Caroline y la desesperación se apodera de mi cuando no haces el intento de levantarte. ¿Qué ocurre? ¿Qué te duele? ¿Por qué no te pones de pie y continúas con la huida?

Escuchas sus pasos aproximándose hacia a ti, cada vez más cerca, estrellándose lentamente con el suelo pero haciendo el suficiente ruido como para que puedas ser capaz de advertir cuando lejos o cercas se encuentra. Esta demasiado cerca de ti Caroline, y lo sabes. Después de todo él quiero que lo sepas, que te dejes influenciar por su cercanía presionándote psicológicamente para que sientas más temor, para que el miedo se apodere de ti y no te permita continuar.

Mis dientes castañean ruidosamente, a pesar de encontrarme a la agradable temperatura de 20°C. Porque lo que siento aquí no es frio Caroline, sino un ferviente miedo que aumenta conforme él se acerca a ti…  Y a mí. ¿Los tuyos también hacen lo mismo? ¿Tu si eres atacada por el frio o es también el miedo que intentas contener el que te hace temblar?

Y al fin él está aquí. Atrás de ti, junto a mí. Y su fétido aliento contaminando tu aire puro te lo confirma.

Tú aun el suelo Caroline, con aquel respirándote en el oído y deslizando sus frías garras por tu espalda. Te sostiene, te levanta del suelo en el que creíste estabas más segura y te obliga a mirarlo.

Me estremezco bruscamente ante el tacto, cuando su gélido aliento invade y contamina también mi oxígeno. Y mi respiración se dificulta, se torna tan pesada que es difícil mantenerla con normalidad.

Tu lloras Caroline, yo también lo hago, solo que tus lágrimas son procedidas por alaridos de terror y dolor que van en aumento. Él ha clavado sus garras en tu abdomen y las profundiza conforme lo segundos pasan.

Yo no puedo llorar así Caroline, ni tampoco gritar, yo debo de ahogar mi terror en llantos silenciosos para no despertar a mamá o papá. Ellos no tiene que saber que él esta otra vez aquí.

Llevo mi mano a mi abdomen, tocando el mismo sitio en donde él aun hunde sus garras en ti. Siento tu dolor Caroline, lo siento con tan solo poder escuchar tus gritos que imploran ayuda o piedad. Ambas sabemos que la piedad nunca provendrá de él, y lo siento Caroline, realmente lo siento, pero yo no puedo ayudarte. Solo soy capaz de observar la escena en silencio, dejando escapar esas lágrimas que no hacen otra cosa más que aumentar el sentimiento de impotencia que me invade.

Llevo una de mis manos hacia mi boca para no dejar que un sollozo escape, justo al mismo tiempo que una mueca retorcida que intenta inútilmente imitar la sonrisa de un ser humano aparece en su rostro. Es horrible Caroline, realmente lo es. Él lo esta disfrutando, el disfruta infinitamente jugar este retorcido juego de “El gato y el ratón”; el verte intentado huir sin perder las esperanzas; el atraparte y hacerte gritar de dolor, de terror o ambas.

Su mueca se vuelve mas deforme; ya ni siquiera estoy segura de que si continua sonriendo o no.

Creo que este es el fin Caroline, y no puedo soportar ese pensamiento. No puede ser este el fin, no puedes acabar así de esta forma, después de todo lo que hemos hecho juntas, después de todo lo que has pasado para huir de él. Tú no puedes morir en sus garras Caroline…

Y como si el universo leyera mis pensamientos, como si alguna fuerza divina estuviera dispuesta a complacer mis deseos, un ruido lejano, como el de pasos moviéndose a través de la oscuridad, lo distrae y deja de ejercer presión sobre ti. Aprovechas esa distracción a la perfección Caroline, ya que logras clavar certeramente tus dientes en uno de sus deformes brazos.

Él dolor lo sorprende soltándote casi de inmediato y permitiendo que tus pies toquen el suelo el tiempo suficiente para que estos se comiencen a mover en busca del escape.

Deseaba gritarte con todas mis fuerzas esas mismas palabras que te repites a ti misma, porque Caroline, no deseo que mueras. En estas pocas semanas en que has compartido mis momentos de soledad conmigo, en los cuales nos hemos acompañado juntas en ese terrible camino que has tenido que cursar; te has convertido en alguien muy importante para mí.

Tu has estado cuando nadie mas lo ha hecho.

¡Corre Caroline! Por favor, ¡corre!

No voltees, no lo mires, no te asustes, que de eso me encargo yo. Yo soy la que me asusto por ti Caroline, déjame ser yo quien soporte el miedo que tú deberías cargar para que puedas huir, para que puedas continuar acompañándome en esos momentos en que solo tú puedes hacerlo.

Sabes que nuevamente se encuentra detrás tuyo, a escasos pasos de estar a punto de igualar tu distancia; porque, no importa cuanto corras Caroline, cual rápido trates de mover tus pies sobre el frio el suelo, él parece ser más rápido en sus pasos que tu en tus zancadas.

Esta furioso Caroline; puedo notar perfectamente la rabia reflejada en sus inhumanas facciones. El juego se acabo, él lo ha terminado ya. Basta de persecuciones sin sentido; de jugar al “gato y el ratón”; de atraparte, lastimarte y permitir después que intentes huir otra vez. Ha llegado el momento de la verdad Caroline, el momento de saber si veras otro amanecer o si esta es tu ultima noche…

Un grito se ahoga en mi garganta cuando caes de nuevo. Una mueca de dolor se refleja en tu rostro a la vez que una de tus manos busca con desesperación tu tobillo izquierdo. A penas lo rozas, otra expresión adolorida se refleja en tu rostro.

Caroline, por favor, no me digas que…

Tu respiración se detiene, la mía desaparece. Tu corazón se paraliza, el mio se congela. Yo quedo completamente inmóvil, observándolo. Se ha detenido justo detrás tuyo. Caroline, él no sonríe, no hay ni una sola muestra de diversión en él. Has perdido, hemos perdido. El juego oficialmente llego a su fin.


Entonces, ¿Por qué Caroline? ¿Por qué aun intentas escapar? De nada servirá ya arrastrarte por el suelo en buscando de salvación. Si antes, con ambas piernas sanas no pudiste escapar, ahora que tu tobillo se encuentra lesionado…
Ni siquiera vale ya la pena el intento. Tus gritos de auxilio son ahora en vano, siempre lo fueron. Si existiera esa ayuda Caroline, hace mucho tiempo atrás que ella hubiera llegado en tu auxilio.

Como era de esperarse, él se acerca y te toma nuevamente entre sus garras, pero esta vez no se detiene a hacerte gritar o gimotear de dolor. No, se dirige única y exclusivamente hacia una parte vital de tu cuerpo, hacia un punto clave y delicado con el cual él sabe que le dará fin a todo: Tu cuello.

Una a una, las garras se van clavado con firmeza en tu piel, rasgándola como si de una simple hoja de papel se tratara.  Gritas, te retuerces, intentas de mil formas desesperadas zafarte de su agarre, más nada parece funcionar, él te tiene perfectamente sujeta, perfectamente hecha prisionera entre sus deformes brazos. Solo haces que el dañar tu cuello, cortando en los puntos estratégicos, sea mucho más sencillo para él.

Quiero gritar Caroline, pedirle que se detenga y me tome a mí en tu lugar. Tomar el primer objeto filoso que encuentre en mi camino y enterrárselo en cualquier parte de su monstruosa anatomía. No importa el lugar preciso, con tal de que sea el correcto para que te suelte y puedas vivir unos segundos más.

Pero no puedo, las palabras han sido ahogadas en lagrimas saladas y lo gritos que en un principio opte por contener se han quedado atascados en mi garganta. Mi cuerpo tiembla de terror e impotencia, mas no puedo mover un solo musculo para dirigirme hacia ti.

Y aunque pudiera, no habría mucho que yo lograra hacer.

Otro grito, otra suplica, otro pedido de ayuda que nadie responderá.

No puedo…   simplemente no puedo continuar viéndote así Caroline…

Cierro el libro con fuerza, lanzándolo lo más lejos que pueda llegar entre las paredes de mi habitación. Lagrimas escapan de mis ojos como viles hidrantes rotos y corro simplemente a refugiarme bajo las sabanas de mi cama. Sé que no necesito mirarme en un espejo para asegurar que me encuentro totalmente horrorizada.

Mamá y papá me lo advirtieron cuando te traje a casa conmigo un día, me dijeron que tú aún no eras apta para mí. No los escuche esa vez. ¡Oh Caroline! ¡Como deseo haberles hecho caso!, realmente lo hubiera hecho. De esa forma nos hubiéramos conocido en un principio, no me habrías acompañado en esos tiempos solitarios donde más que nada necesitaba una amiga, ni hubiera terminando encariñándome de esta forma obsesiva contigo.

Así podría tener el valor suficiente de poder verte morir sin titubear ni una sola vez y no tendría ese sentimiento de culpa por abandonarte carcomiendo las entrañas, justo cuando más me necesitabas, justo cuando más necesitabas que fuera yo quien terminara de una vez por todas con tu agonía.

Sé que sufres esperando tras las tapas de la pasta dura de el libro, esperando a que yo al fin tenga la fuerza de abrirlo otra vez y leer esas ultimas palabras que marcan tu destino. ¿Aun vives o has muerto ya Caroline?
Nunca lo sabré, por lo menos no por ahora, y tú tampoco lo sabrás.

Lo siento Caroline, realmente lo siento, pero ya no puedo soportar más por hoy. No tengo aun el valor suficiente para darle fin a tu sufrimiento. Solo espero que la próxima vez que pueda ser capaz de volver a abrir este libro aun continúes con vida.

11 ene 2012

¿Dioses o Demonios?


Los escritores son unas de las personas más crueles del mundo.

Ellos pueden crear mundos de la nada y destruirlos con el solo toque de una pluma en papel. Ellos engendran vidas tan fácilmente como las arrebatan.

Ellos van por el mundo dejando libres sus creaciones, permitiendo que se introduzcan en nuestros hogares, en nuestras estanterías, en cualquier lugar donde podamos encontrarlas y tomarlas en nuestras manos, llenándonos de curiosidad. Una vez que las hemos hojeado, estamos perdidos, hemos caído en sus garras.

A partir de eso nos tienen sencillamente a su merced, haciéndonos sufrir noches enteras preguntándonos los porque, los cuándo, los cómo. Esperando días enteros, meses completos, años interminables simplemente para saber si murió o no, si ocurrió ese beso tan esperado o alguien lo detuvo, si será descubierto o se saldrá con la suya.

Solo nos dejan saber lo necesario y soñar con lo innecesario.

Nos hacen esperar sin piedad, dejándonos vivir con la incertidumbre que nos consume lentamente. Nosotros queriendo saber lo que ocurrirá, y ellos siendo los únicos en conocer la verdad.

Congelándonos la respiración con sus palabras. Deteniéndonos el corazón con su suspenso. Quebrándonos la mente con sus misterios.

Haciéndonos odiarlos y amarlos al mismo tiempo. Gritarles, desear tenerlos enfrente para decirles un par de insultos de nuestro repertorio o abrazarlos con entusiasmo e inclusivo, ¿por qué no?,  hasta besarlos si la emoción es demasiada.

Nos hacen enamorarnos de ese ser que ellos crearon y odiar a aquel que se atreve a hacer sufrir a nuestro amado protagonista.

Nos hacen sentir identificados, nos hacen creer que existe alguien más que nos entienden, que piensa igual que nosotros, que sufre por las mismas cosas que nosotros sufrimos.

Nos emocionan, nos hieren, nos hacen llorar, nos hacen temer o creer que alguien más está detrás de nosotros.

Nos arrebatan noches enteras de sueño. No permiten que continuemos con nuestras vidas normales hasta que ellos nos lo permitan.

Nos hacen olvidar nuestras preocupaciones, nos arrebatan nuestros temores y los convierten en otros: en los de ellos, en los de sus personajes.

Nos dejan traumas, secuelas de lo que hemos leído que no desaparecen con facilidad.
Nos hacen soñar, añorar, desear ser nosotros los que amen de esa forma o agradecer no estar en los zapatos de aquellos a quien tanto hacen sufrir.

Nos secuestran de nuestras casas, de las escuelas, del lugar en donde nos encontremos y nos obligan a viajar a otros mundos, a desaparecernos del mundo real para adentrarnos a los lugares que ellos mismos han creado.

A veces enamoran con inicios prometedores y nos rompen el corazón con detestables finales, o viceversa.

Destruyen, desmoralizan, le cambian la vida a su personaje de forma radical, a esos seres que nacieron de su cabeza, quizás hasta de su corazón.

Pero al final del día, cuando el ocaso ha llegado cubriendo las últimas páginas del libro que sostenemos en nuestras manos, haya sido bueno o malo, nos haya gustado o no; siempre nos abandonan dejándonos con ese vacío indescriptible que se crea en nuestro interior al saber que todo ha llegado a su fin, al saber que ya no habrá misterios ni emociones que nos llenen el corazón; y que ahora, nuevamente, solo estamos nosotros para enfrentarnos al mundo real, sin héroes que nos rescaten, sin damiselas a quienes salvar, sin villanos a quienes temer. Solo nosotros y las páginas de un libro que ahora solo servirá para recordar lo alguna vez vivido, lo alguna vez leído.

Solo nosotros con nuestros problemas, ellos con los suyos. Porque eso, es lo más cruel que nos pueden llegar a hacer, pero lo más inevitable.

Así son ellos, seres crueles e inhumanos que nos entienden y nos describen mejor que nosotros mismos.


Seguidores