ıllıllı ω я ι т є ω ι т н м є ıllıllı

ω я ι т є ω ι т н м є
A veces los sueños estan tan alejados de la realidad que,
cuando uno sueña con volar,
segundos despues termina en el suelo
con varias extremidades rotas y un derrame cerebral

(Jazz Noire)

26 feb 2011

Rosa Negra Para Una Pianista (Versión Original)

Decidí publicar esta versión también, debido a que muy pronto volveré a comenzar a trabajar con esta historia para hacer una versión mucho más larga y entendible.

Mientras llega ese momento, disfruten la versión Original de esta historia.

PD: Si quieren leer la version Corta de esta historia, denle click aqui.

“Rosa Negra Para Una Pianista”

Lo único verdadero de esta historia es que ellos deben morir... Esta noche.

Estaba escrito que la ovacionarían cuando todo eso terminara, pero en aquel momento callaron, quizás entusiasmados, exceptivos o ansiosos por la presencia de aquel maravilloso espectáculo; pero, como si se hubieran puesto de acuerdo los unos a los otros, no permitieron que ni siquiera su respiración se volviera audible.

Su piano comenzó a escucharse, dando paso a la creación de un escenario simplemente hermoso. Una gran y blanca luna, impotente y hermosa en el cielo como hacía ya muchas noches ninguno de ellos había podido apreciar, se encontraba enmarcada por miles de velas encendidas en el espacio nocturno. Nunca habían visto tantas estrellas reunidas en un mismo cielo.

“Sin importar lo bello que todo pueda parecer…”

Aquella voz llego a ellos, endulzando con una gran delicadez a cada uno de los oídos que se habían congregado, precisamente, para escucharla. “Tal voz solo puede ser creada por un ángel”, pensaron muchos de ellos atónitos ante lo que por sus ojos pasaba y sus oídos llegaba. “Es imposible que todo esto no sea sino obra de un ser divino”, agregaron a sus pensamientos.

“Siempre habrá a lo lejos una pequeña que llorara en silencio…”

Un bosque oscuro, eso era lo que se había convertido aquel cielo cargado de sus innumerables bellezas, dejando de ser el protagonista de tal escenario. Una joven semipalida, cuyo aspecto físico era algo completamente sorprendente, comenzaba a transitar por él, evadiendo con gran astucia y habilidad todo obstáculo que se le presentara enfrente. Estaba claro que ella ya había recorrido ese camino antes.

Pasos rápidos y desesperados, una agitación capaz de contener el sonido de sus sollozos y su único objetivo: Comprobarlo con sus propios ojos.

“Gritará sin alma en el fondo de su oscuridad y nadie la podrá escuchar…”

Pequeña y antigua era la cabaña a la cual había acudido con tanta precipitación, sin ni siquiera ser capaz de detenerse y abrir la puerta de una forma decente. Se arrojo sobre ella, ocasionando que el peso rompiera fácilmente la tan ya gastada cerradura.

El adentro de esa cabaña era tan simple y antiguo como su exterior, aunque no tan oscuro como se veía desde esa perspectiva. Quizás no era mucha, pero la poca luz de la luna que lograba filtrarse a través de los cristales era la suficiente para que la chica pudiera caminar sin miedo a tropezar con algo; pero en esos momentos, lo que menos le importaba era caer.

“Y todo su dolor será sólo de un amor, una carta y una rosa negra.”

Sin tiempo para pensar, aun con la hermosa voz angelical entonada a la melodía de su piano como fondo, se adentro, siendo en cada paso más un balde frio directo a su corazón que prontamente se detuvo en segundos, cuando sostuvo en sus manos una rosa…

- “Si algún día te dejo de amar, el rojo de esta rosa se oscurecerá” - Palabras que cayeron de golpe en su mente, liberando lo que una pisca de fe había logrado contener durante un tiempo en su interior. El verdadero llanto de su corazón destrozado se desato después de proferir un grito desgarrador y una rosa… Sí, una rosa cuyo color no era más que un puro y genuino negro cayó al suelo.

Segundos de silencio y después, acompañado solo de la dulce melodía del piano, el escenario cambió a otro parecido, pero esta vez siendo su mayor atractivo un cristalino lago concentrado en el centro.

“Sin importar lo frío que todo pueda aparecer…”

Una vez más aquella voz angelical inundó el lugar.

Un cuerpo sin alma vagaba por los alrededores de aquel cristalino lago, el cuerpo de una joven cuya alma fue desgarrada y arrancada por una carta. Sus lágrimas eran difíciles de detener, más aún cuando su mente era torturada con retazos de la carta que una y otra vez leía, con el recuerdo de la dulce voz del hombre que amó y con una rosa negra que dictaba la sentencia de que todo era verdad.

“Siempre habrá a lo lejos una pequeña que lo creerá más frío…”

Maldecía a esa rosa, maldecía a esa carta y sobretodo maldecía a aquel hombre que un día había jurado amarla para siempre, pero a pesar de todo el dolor que esas tres cosas le causaban, se negaba rotundamente a dejarlos atrás.

“Perdona por todo este tiempo que te hice perder a mi lado; yo sí me arrepiento de haberlo vivido. Perdona por todas las palabras que te llegue a decir alguna vez; ninguna de ellas eran ciertas…”

Y las palabras eran escritas en el aire…

“Espero que pronto logres encontrar a alguien que en realidad te merezca amar, alguien que no sea yo, porque yo, no te amo. Ya hay alguien para mí, por eso, perdona.
Si de verdad deseas comprobar que lo que te digo aquí es cierto y escucharlo de mis propios labios, ven a medio noche a la orilla del lago donde nos conocimos.

Y por favor, Perdona.”

Siendo borradas por las frágiles ráfagas de viento…

“Callara sin alma en el fondo de su oscuridad y nadie la podrá encontrar…”

El negro de su rosa demostraba que todo había acabado ya… ¿Entonces porque ir a abrir la herida aún más? Quizás por una ingenua pizca de esperanza que aún quedaba en ella. Continúo el camino sin detenerse, siendo sus pasos tan muertos y secos como lo era su alma en ese momento. Y aquella carta, aquella rosa, las contenía en sus manos sin alejarlas en ningún momento, acercándolas fuertemente a su pecho; como si en aquel momento, aquellas razones de su corazón destrozado lo estuvieran sustituyendo.

No tenía nada más a que aferrarse…

“Y su muerte será solo por un amor, una carta y una rosa negra.”

Se detuvo, tanto su cuerpo como su respiración, cuando una sombra se posó un lado suyo. Había llegado ya al final del bosque, quedando sólo a simples milímetros de caer en las aguas del lago.

- No llores más… mi pequeña…

La joven comenzó a reír incontrolablemente, siendo sus carajadas cargadas de cierto tono de demencia y acidez. Sabía que ahí todo terminaría.

“Pero al final sabrá que todo ese dolor nunca debió pasar”

La sombra, que se asemejaba a la anatomía de un hombre, se acerco más a ella y, en silencio, comenzó a posar con fuerza y tosquedad sobre su rostro sus dedos, creando sobre su piel un camino de tibio líquido carmesí.

- Gracias, gracias… Por permitirme saberlo antes… - La joven aun reía, repitiendo una y otra vez, con cierto tono de agradecimiento verdadero, estas palabras que crearon cierta molestia en el hombre.

El esperaba que sufriera en esos instantes, para no sentir aquel remordimiento que prontamente se convertirían en la condena de sus acciones; ya que, después de todo, si sufría al arrebatarle lo único que le quedaba, le estaría haciendo un favor a su joven amada.

Pero si en esos momentos era feliz… ¿Cómo podría ser capaz de cumplir con su objetivo sin después arrepentirse de ello?

- Tal como lo has hecho antes – contestó la joven por él, enmarcando el rostro de dolor que reflejaba con una escalofriante sonrisa.

El hombre no lo dudo más, siendo su cuerpo golpeado con agresividad por una ráfaga de adrenalina, tal como hace horas atrás había sucedido. Estaba listo para manchar sus manos una vez más.

- Tú nunca fuiste mía – pronuncio con veneno en su voz – y nunca vas a ser de nadie más…

“Y que el negro de su rosa no fue por falta de amor, sino por falta de un corazón”

La joven dejo caer aquellos objetos que la habían condenado a un destino que nunca debió ser suyo, pero estaba feliz por la decisión que a últimas instancias había tomado el hombre, pues nunca sería capaz de vivir en un mundo donde el corazón que tanto amaba ya no palpitaba en él.

El piano dejo de escucharse, el lago y el bosque desaparecieron y sólo una sombra se desplomó en silencio en la inmensa oscuridad.

Tal como estaba escrito, después de segundos de un silencio sepulcral ante las miradas estupefactas que unos a otros se daban a sí mismos, todo mundo se levanto de sus asientos ovacionando a la joven pianista.

Nunca creyeron que aquel espectáculo que sólo prometía ser otro común recital de piano, resultaría ser en realidad una exhibición de habilidades extraordinarias nunca antes vistas en ese mundo.

Todo había comenzado con aquella joven y hermosa pianista en el fondo del escenario, un lugar que muchos habían considerado algo inapropiado para un simple recital de piano. El aspecto físico de ella y la extraña posición que había tomado en el escenario era sólo el principio de sus sorpresas.

Cuando comenzó a tocar, ante los ojos de todos sus atónitos espectadores, unas sombras comenzaron a dar paso a la creación de un mundo absolutamente realista enmarcado por su bella voz angelical. Aquel espectador que hubiese llegado tarde, hubiera podido jurar que todo aquello no era más que otra obra de teatro más.Pero no, no era una simple obra de teatro, si no algo realmente espectacular que contuvo, durante varios minutos más, la ovación de todo su público espectador.

Aquella bella pianista llegó a una pequeña y antigua cabaña. ¿Qué si ese era su hogar? En esos momentos lo era, era el hogar que con tanto gusto había arrebatado. Con un hermoso ramo de rosas rojas entro en ella, pero prontamente lo arrojo con desprecio al suelo. Solo había una rosa que le interesaba.

Su vista se fijo rápidamente en un viejo y arrumbado estante de cristal, en donde una solo rosa era exhibida ahí. Pero lo extraño de aquella rosa no era lo solitario de su posición, si no el color negro que adornaba todo sus pétalos. La joven sonrió con satisfacción en cuanto la vio.

Volteó a sus espaldas y observó el cuerpo de otra joven que yacía inerte en el suelo. Se acercó a ella, y tomó con gran alegría su brazo con la sola intención de tomar su pulso. Su sonrisa se ensanchó en cuento lo confirmó… ella ya había muerto. Afuera, el cielo comenzaba a oscurecer.
Era tarde ya y aún tenía muchas cosas por hacer; desechar un cadáver al lago y esperar ahí para ver la última mirada viva del hombre que solo debió de ser de ella. Así que corrió con cierta alegría hacia el fondo de su hogar, y ahí observó pensativa una serie de pertenencias ideales para acabar con los latidos de alguien.

Pensó en el veneno que antes había usado en la joven, pero su reacción era demasiada lenta para la situación en la que lo necesitaba; así, que sin perder más tiempo, tomó un simple y práctico cuchillo y se dirigió, con el cuerpo inerte que debía desechar, hacia el lago. No tardó mucho en que el joven, cuyo corazón entregó y cambió por el de otra chica, llegara a su presencia. Ella, la pianista, no perdió ningún tiempo en palabras inútiles y arrepentimientos de última hora, no, se dirigió con decisión hacia la persona que más amaba en esos momentos y clavo un cuchillo en su pecho.

- Tú nunca fuiste mío – comento las palabras con cierta crudeza en su tono de voz, que daba un contraste aterrador con su sonrisa - y nunca vas a ser de nadie más…

Con el cuerpo sin vida que había caído al suelo, la bella pianista tomo una hoja de papel que él había aferrado a su pecho hasta el último aliento…

Esa era la misma carta que horas atrás había presentado ante su público. Una carta que contenía toda huella de su toque personal.

0 comentarios:

Seguidores